Propuesta tributaria y desigualdad

Paul Fontaine

Warren Buffett señala que en EEUU los multimillonarios como él y sus amigos pagan menor tasa de impuesto medio que la clase media y los ricos. Esto se debe a exenciones tributarias y a la tasa de sólo 15% sobre las ganancias de capital imperante. En EEUU, la tasa máxima de impuesto a la renta de las personas llega a 35% y las empresas pagan 30%, no siendo el pago de impuestos de las empresas crédito contra el pago de impuesto de sus accionistas. Con ello, los ultra ricos pagan una tasa media de impuestos cercana a la tasa de las ganancias de capital, ya que gran parte de sus rentas proviene de ganancias de capital. Warren Buffett señala, además, que aumentar impuestos a los ultra ricos no afecta inversiones a nivel agregado.



Buffett propone que los que ganan más de US$1 millón al año debieran pagar una tasa adicional que los equipare al americano medio. En números, esto implicaría que los multimillonarios subirían su tasa media de impuesto de 18% a 30%. Es interesante destacar que esta propuesta se asemeja a mi propuesta de subir la tasa de primera categoría a 30% sobre las utilidades que excedan US$ 1 millón y bajar las tasas de impuestos a las personas a un máximo de 30%. Sin embargo, repensando el asunto, considero que se debería además añadir un nuevo tramo con tasa máxima de 40% sobre las rentas que excedan $ 240 millones anuales.

En Chile, la distorsión entre lo que pagan los empleados medios y los ultra ricos es más grande que en EEUU, dado que las ganancias de capital inmobiliarias y en acciones de alta presencia están exentas de impuesto, las empresas sólo pagan 20% de impuesto, y los empleados cotizan 12% para su fondo de pensiones y 7% para su salud con tope de 66 UF mensuales.

La gran desigualdad está entre el 1% más rico versus el 60% más pobre de Chile. El 1% más rico gana más que el 60% más pobre en su conjunto y concentra el 90% del capital privado. Además, este 1% más rico paga menos impuestos como tasa media que el 60% más pobre. La razón: el 60% paga 19% de IVA sobre todo sus ingresos -prácticamente no ahorran- y además pagan 19% de seguridad social (AFP y salud). En cambio, el 1% más rico pagamos sólo el impuesto de primera categoría que prontamente volverá a 17%, e impuesto global complementario e IVA sólo sobre una parte menor de nuestros ingresos totales correspondiente a lo que no ahorramos. La excepción a este regalo la constituyen los empleados de empresas grandes formales que se ven obligados a pagar una tasa marginal de 40% sobre sus rentas que exceden los $ 68 millones al año. Claramente esto constituye un “castigo” para los empleados de alto nivel en Chile. Además, una parte no menor del 1% más rico del país elude o evade parte importante de su carga tributaria pasando gastos personales a sus sociedades o haciendo retiros de sociedades limitadas a través de terceros que luego se los devuelven.

Algunos empresarios y centros de estudios señalan que aumentar los tributos a las empresas bajaría las inversiones en Chile, incentivando a las empresas chilenas a invertir más fuera del país. Sin embargo, las empresas chilenas ya están invirtiendo en países que tienen tasas de impuesto de entre 30% y 35% sobre las utilidades. Es decir, han demostrado con los hechos que están dispuestos a invertir en países con tasas de impuesto mayores a la chilena en forma voluntaria. ¿Por qué razón deben las empresas pagar menos impuestos en Chile que en el extranjero?
En conclusión, la baja de impuesto a las empresas desde 20% a 17% programada para 2013 no sólo no debería ocurrir, sino que debería subirse a 30% este impuesto. En paralelo, deberían eliminarse todas las exenciones tributarias para personas y bajar los tramos de segunda categoría y global complementario en 25%, creando un nuevo tramo para rentas sobre $ 20 millones mensuales de 40%. Los que ganan $ 7 millones al mes hoy pagan 40% de tasa marginal, pagarían 30% con esta propuesta; y los que ganan $ 30 millones al mes seguirían con 40% de tasa marginal.